jueves, 17 de enero de 2013

ENE O, NO.




Nuevamente se repite la historia. MI vida amorosa es realmente como la filosofía, es decir cíclica. De que me sirve poner tantas ganas a las cosas que teniendo esa sensación de perder la batalla,  aún así continuo e involucro sentimientos que todavía no entiendo cuando hablan de hacer sufrir. ¿Qué más podría hacerte sufrir a una persona?, que ya sufrió lo suficiente y que siento que no existe un mayor dolor que la decepción. Ya no utilizaré la palabra amor, es una palabra sin sentido cuando se refiere a parejas. El amor es un concepto  que existe y no a la vez. Que se hace presente cuanto menos te lo esperas. Es una palabra tan rara y tan extrema que muchas veces nos equivocamos y la confundimos con muchas otras parecidas o diferente de las demás. Pero la concepción común encasilla dentro de los márgenes lo que se figura de una sola forma, a que lo además respecta una idea no categorizada por la figura personal. ¿Quien la define?, ¿qué es? Y ¿para qué sirve?
Un individuo  racional conoce, lo observa y lo siente. Un individuo sin amor, no conoce pero lo critica a partir de una serie e concepciones y diccionarios bilingües o imágenes de TV.
No pido una manual, simplemente busco una respuesta a una serie de hechos desafortunados.  No es una respuesta complicada, pero tiene tantas opciones que se hace complicada de interpretar y encontrar el error.
Caer nuevamente en lo mismo es un claro ejemplo de que hay algo. Ese algo que molesta y no te deja dormir o te hace crear esquemas ideas y así utilizar el plumón de tu mente para crear grandes mapas cerebrales y lograr encontrar una sola respuesta, teniendo en sí muchas variables a determinar.
Lo único rescatable  del efecto producido por la palabra no, se s sin duda es volver a sentir que escribir te aleja al menos de todo por momentos.