domingo, 6 de noviembre de 2011

Avalancha del caos

Cada día que me levanto ocurre algo nuevo, las palabras me confunden y las personas con las cuales me encuentro en cada viaje me dan a pensar muchas cosas sobre la realidad y el futuro. Junto con esto, escucho en las emisoras y en la televisión sobre el posible fin del mundo, sobre un caos que pronto se nos acerca ante muchos sucesos que desploman las ciudades europeas y partes de América.

Queda en manifiesto ante muchos hechos la manera en que el hombre camina viendo, o mejor dicho, queriendo ver la destrucción. Hoy más que una serie de predicciones o visiones. Hay una tendencia de querer sentir y expresar sin darse cuenta que la base de la destrucción son ellos mismos.

Viajo en el metro viendo parte de la ciudad destruida, humo en los sectores periféricos y los rostros de las personas con temor hacia algo que todavía no logro ver. El Sol trata de alumbrar y dar esperanzas sobre la capital, alumbrando edificios altos que sin embargo, de a poco se derrumban como si fuera tan sólo fósforos que ante lo mínimo se quiebran.

Una persona grita con desesperación en una de las estaciones y la muchedumbre del rededor la mira con curiosidad sobre algo que no logra comprender. Sus palabras no las comprendo, por lo cual no tomo atención. Solamente sigo el rumbo que cada día me acompaña en la vida. Aun así, me sorprende una persona que todos los días reza en la capilla de Lear Torme, en las murallas del exterior rogando por sobrevivir ha algo que dice próximo a venir. Algo en mí comienza a desarrollarse, tal vez un cierto miedo hacia algo que no logro ver. . .

Nuevamente, me levanto y la ciudad despierta, aun con mas destrucción, todas las leyes, las formas de organización dentro de la sociedad no sirven de nada en estos momentos. Los años de desarrollo de la humanidad, experimentando y destruyendo para el progreso ahora yasen en vano y nada de ello sirve.

Prendo la tv, algunos canales están fuera de señal y otras siguen dando noticias sobre muertes, desesperación y visiones de hombres que alguna vez dijeron que estas cosas pasarían y que no fueron comprendidos quedando en la soledad de sus escritos como falsos profetas.

Sin embargo, se muestran en vivo imágenes de personas en grandes catedrales, en la ciudad de la religión, entre otros juntos de la mano esperando algo que todavía no logro comprender aunque sí siento un poco de temor.

Tomo nuevamente el metro, algunas estaciones ya no funcionan y debo bajar antes de mi destino. Aun así bajo en un lugar poblado justo en momento en que una serie de autos chocan destruyéndose y matando 50 personas del lugar, aumentando el color del atardecer rojizo llegando a oscurecerlo, acompañando de los ríos rojos que comienzan a desarrollarse cada día aún mas. Finalmente, llegó la última vez, el metro ya no avanza más estaciones y la vida comienza nuevamente como alguna vez todo ocurrió desde el inicio del viaje con el término del caos de todo. Mi vida, mi relato, mi caos están tan solo en mí.