miércoles, 31 de julio de 2013

Mercedes

Mercedes…

Nostálgica calle de un submundo escondido. Pasos a la ligera de unos cuantos que pasean sin pensar en cada paso que dan y en cada calle que se detienen con historia.
La lluvia de otoño que decora parte de la ciudad castiga a los paraguas sin respiro alguno, pero también les da vida durante esos 3 meses que les son posibles de existir y sentirse orgullosos de ser participes del derecho a la vida.
Los árboles lloran de felicidad y derraman lagrimas negras por darse cuenta de lo triste de una falsa verdad… era agua decían algunos, gritaban y calmaban entre la gran parte del parque. Ante la inmovilidad de sus raíces no podrían hacer nada más que aguantar lo que les esperaba, una lluvia negra y desoladora otra vez.
Una alta torre indica la hora de inicio, la niebla cubre gran parte aproximadamente a las 6:00 A.M y es el gran observador de cómo comienza con leves señales la vida de la ciudad y de sus habitantes. A su derecha, el edificio de vidrio comienza a prender una de las luces del sexto piso. Un día antes desde aquel cuarto 6- A , el viejo Dionisio observaba con enamoramiento la habitación de la mujer de edifico de frente, aquel piso 8 le alegraba todos los días de su vida de guardia y sentía que algún día iría y hablaría con ella o quería creer que ello era posible. Se alegraba aquel encuentro accidental cruzando la calle, para él se detuvo el tiempo mientras las personas y sus paraguas pasaban rápidamente y la luz verde indicaba un próximo cambio al tono rojizo y el fin del encuentro fortuito y de nunca más ocurrir.

El otro anciano pasaba su vida allí, en esos lugares del submundo. Recordaba junto a su mejor amigo de 8 años, herido luego del atropello de la noche del viernes, las cosas por las que había pasado, lo vivido, lo perdido y lo ganado a su larga edad. Contemplaba la vieja y la nueva historia, los nuevos edificios y la pérdida de otros y el famoso rio y el cambio de su forma y color al pasar las décadas…. Recordaba el color rojo en sus diversas tonalidades y los claros café que en la actualidad trataban de hacer olvidar los peores recuerdos….El anciano y su mejor amigo sin amigos y sin familia pero siempre uno y el otro juntos hasta el final.

El día pasa rápido y los mismos que llegan van a sus hogares, se forma una línea recta de negros paraguas. La fila en L para doblar a la estación de Metro y continuar con lo que llaman vida.
El reloj marca las 19:00 del día jueves, la niebla comienza a cubrir parte del parque y de las largas calles, la lluvia a parado y salen bufandas de distintos colores para dar vida a la ciudad. Estas acompañan los juegos de luces de los bares y cafés de renombrados nombres que incentivan al sentarte y disfrutar…

El aroma de un buen café y un pastel de chocolate son disfrutados en un rincón del exterior frente a la línea L y el autor se pregunta ¿Qué más se puede escribir luego de este largo día?


Canción: Clair de Lune - Debussy

viernes, 12 de julio de 2013

Santiago tiene un motivo más para llorar.




Nunca se da cuenta de las cosas a no ser que se pierdan. 

Una noticia puede ser impactante ya en su momento cuando es de algún conocido, aún así, me cuestiona el por qué no hacemos muchas cosas con nuestros cercanos, simple gestos que son mínimos y determinantes cuando te arrepientes después.

Es raro sentir que de un momento a otro su amigo más cercano se puede ir…. Sabiendo que está a tú lado y tratando de resistir lo peor de los momentos. .

¿Qué significa sentir un adiós?.. Qué es esa palabra cuando las circunstancias de los actos te dejan con un rostro de “exijo una explicación”. Cómo diablos pueden ocurrir noches oscuras en una ciudad. 
Un último respiro, unas últimas palabras de 30 años de trabajo, un gesto que en unas cuantas horas antes fue el beso en el rostro del hijo, el beso a su esposa de toda una vida y el cariño a la mascota del perro del hogar. Para posteriormente no saber el cómo y el que hizo mal para terminar así en la eterna oscuridad
.
Da pena sentir que a cualquiera le puede ocurrir, que a cualquiera le puede marcar un maldito hecho fortuito. Quizás tan solo fue una serie de hechos desafortunados o tal vez debía ser así, pero el fin la pena ya existe, el tiempo deberá correr y la vida seguir porque de ello se trata todo supongo… y es lo único que podemos hacer o que nos queda por hacer…


- En memoria de un trabajar de la ciudad -

jueves, 17 de enero de 2013

ENE O, NO.




Nuevamente se repite la historia. MI vida amorosa es realmente como la filosofía, es decir cíclica. De que me sirve poner tantas ganas a las cosas que teniendo esa sensación de perder la batalla,  aún así continuo e involucro sentimientos que todavía no entiendo cuando hablan de hacer sufrir. ¿Qué más podría hacerte sufrir a una persona?, que ya sufrió lo suficiente y que siento que no existe un mayor dolor que la decepción. Ya no utilizaré la palabra amor, es una palabra sin sentido cuando se refiere a parejas. El amor es un concepto  que existe y no a la vez. Que se hace presente cuanto menos te lo esperas. Es una palabra tan rara y tan extrema que muchas veces nos equivocamos y la confundimos con muchas otras parecidas o diferente de las demás. Pero la concepción común encasilla dentro de los márgenes lo que se figura de una sola forma, a que lo además respecta una idea no categorizada por la figura personal. ¿Quien la define?, ¿qué es? Y ¿para qué sirve?
Un individuo  racional conoce, lo observa y lo siente. Un individuo sin amor, no conoce pero lo critica a partir de una serie e concepciones y diccionarios bilingües o imágenes de TV.
No pido una manual, simplemente busco una respuesta a una serie de hechos desafortunados.  No es una respuesta complicada, pero tiene tantas opciones que se hace complicada de interpretar y encontrar el error.
Caer nuevamente en lo mismo es un claro ejemplo de que hay algo. Ese algo que molesta y no te deja dormir o te hace crear esquemas ideas y así utilizar el plumón de tu mente para crear grandes mapas cerebrales y lograr encontrar una sola respuesta, teniendo en sí muchas variables a determinar.
Lo único rescatable  del efecto producido por la palabra no, se s sin duda es volver a sentir que escribir te aleja al menos de todo por momentos.