lunes, 24 de enero de 2011

Propio de todos. Un caminante errante a la espera de esa nota.

Andreu Hevia y Anna Marie se encontraron frente a la ciudad que los vio separaste durante muchos años. La capital que los encontraba nuevamente, en el mismo lugar que la esfera escondida de las artes musicales dio a conocer. Un violín y un director. Su Filosofía de vida fue terminar lo que alguna vez realizo. El humano y circunstancias externas lo impidieron durante mucho tiempo.
La magia de creer en el destino es la ley que nos invoca a la verdad de una razón de ser. Ser o no ser. Estar parte o no estar parte. Indicar y concluir nuestros destinos.
La gracia de la vida es su lealtad al vivir y al seguir a lo próximo que se nos adelanta.
Jugar a las palabras y a las historias del viejo mundo.
Contar las anécdotas y las risas de cuyos recuerdos que nos atrapan en un pasado casi eterno.

Anna amaba la ciudad como la duquesa amaba su palacio, Andreu amaba y soñaba con al música y con el terminar de una canción. Ambos complementados realizaron la maravilla de la música. La audacia de llegar al clímax de la armonía perfecta. De transportarnos por otra dimensión, como los grandes lo hicieron en los tiempos pasados. Nos recordaron el que por que existimos y el dónde venimos. Me hicieron creer que la verdad esta ante mis ojos y que la motivación misma es la causa de lo que quiero saber en mi vida.
Oda a la Música, a Anna a su padre y a sus vidas.
No importaron las ideologías, existe un lenguaje común que se expresa en notas musicales, no es ambiguo es perfecto y nos lleva al cielo, ese mismo que el dios de la música nos espera escuchar. Tenemos un público gigante pero en estos momentos lo importante somos nosotros. Ese semicírculo entre ambos. Esas miradas de confesión y perdón, del lo siento y del ahora si podremos estar como debimos haber estado años atrás. Aprovecharemos todo lo que no pude.
Amor, amor y amor, esa es la clave a la verdad de tus ojos que ahora caen en llantos de alegría por el encuentro luego de 23 años.




Música

Tchaikovsky: Violin Concerto in D major Op.35

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