La melodía de Beethoven.
No son más que confusiones de la propia mente. Pensamos y
creemos sin certeza de las realidades que nos amparan. Hechos concretos de una pasión
oculta de y de aquellos quienes observando cada detalle de suma importante
entre vistas y miradas, tienen más que
un millón de palabras en las decisiones interpuestas de la caótica mente
brillante.
NO hay más que por quien venga a luchar, no somos capaces de
ver más allá de las realidades, no somos quienes para recriminar los hechos. Sin
embargo, y pesé a todos los contras, la única razón de estar escribiendo y
pensando en mi instrumento y su notas es que hago debe calzar, existe una
maravilla y una perfección casi ligada por el azar o quizás Dios. No creo mucho
en el por qué de las cosas pero una vez alguien muy sabio dijo que jamás debes
de tarde influenciar por tus amigos, simplemente obedece según lo que creas. Es
algo así como la verdad nos hará libre y viéndolo de esa manera, quizás, simplemente
las cosas son sencillas y no tan complicadas como suponemos que pueden ser. Aun
no creo en una serie de hechos desafortunados, en tal caso mi vida sería una
grata sorpresa, es decir simplemente, que el hecho de no pensar que las cosas
son mágicas o que existen mitos y leyendas, le dan un carácter y una connotación
distinta de lo que realmente creemos, es así que la verdadera vida es aquella
de grandes mentiras y verdaderas, sin que ello implique que siempre mintamos. Pero,
y en relación a lo anterior no basta solo mentir, sino, por el contrario, es
algo inerte y necesario en nuestra vida… quizás 100 año en promedio?.
La cuestión es que la verdadera respuesta en nuestras vidas
ya se allí ,a nuestras espaladas y a
nuestros propios hijos y sus 180 grados. Es cosa de mirar observar y determinar
los movimientos y las expresiones para dar muestra firme de la naturaleza humana
y de su actuar. Quizás el `problema radica en que las verdaderas palabras son
siempre las mentiras, aunque como tal personaje dijo alguna vez “los escritores
dicen mentiras para decir la verdad”, en tal caso todo lo que escribo queda en
la disyuntiva del que si cumple o no los patrones de una mentira, para, al
menos pensar de que es un verdad. O simplemente mi subconsciente me jugo una
trampa, casi mortal y la única forma de salir de ella es luchar y seguir
avanzando para conocerlo y recrear una nueva imagen y un nuevo enfoque en lo
que queremos.
Quizás la Obra de Beethoven, más que una verdad es una falsedad,
o quizás, simplemente es la verdad y
tantos autores al recrear esa obra tratan de por medio de la copia dar a
conocer una verdad de entre muchas verdades. Es complicado y simple, pero al
final y al cabo lo principal y aquello en lo que todos concordamos es que en
todos los casos nos hace sentir algo distinto y en cada momento y cada uno, una
relación entre distinta épocas es posible.
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