Abro los ojos y pienso en todas las verdades detrás de un juego de ajedrez. Trato de captar los movimientos de cada objeto en las calles de una pequeña ciudad dentro de la capital. Aquella del lado de los artistas y de la cultura. Aquel sitio donde las paginas y los libros tienen un real connotación y donde la sabiduría es el juego y el desafío a las palabras escritas por todos. Ese sueño es llamado para muchos una utopía, pero utopía no siempre es imposible de ver en aquellos sitios perpetuos e incognitos de una ciudad en decadencia, mientras las sombras de los de edificios nuevos que carcomen los ladrillitos estilos antiguos mientras otros luchan y logran creer en que el pasado es el nuevo presente. Miro hacia el pintor de la esquina y a la mujer de pelo rojo y poca ropa. Miro al niño con gorro sucio, pidiendo moneda y a una madre que lo explota sin ver el futuro de dicho primogénito en las calles de nuestra ciudad. Allí apuntan las ayudas de las ONG o las medias por parte de los gobierno a tratar de erradicar... Allí además rompen las leyes toda creación y a los ricos les duele un centavo. Aquellos lugares están en todos lados, desde los altos montes de una capital en crecimiento y números verdes y otras donde siempre han permanecidos los incautos números rojos, tan temidos por los trabajadores de la bolsa de New York, que temen el recordar ese 1929 o ese 2007. Temen que sus jefes caigan y se produzca el efecto dómino en sus bolsillos para luego ir a llamar nuevamente al Estado a su salvación.
Aquel cerro mira todo lo que ocurre en la ciudad y esta esquina llena de ideas e historias perpetua sobre nuestra piel, nuestros ojos y nuestra mente. Nos grita cada día a mirar y ver que existe algo que va más allá de todo lo que una sola mirada de fascinación nos logra decir. Esa imagen imitada por millones de magos e ilusionistas que nos hacen soñar con la posible salvación, o aquellos curas que nos brinda sus cálidas palabras sin ellos mismos quienes se encuentran a salvo.
Los lugares de la libertad y de la creación son arte y magia de dios y de todos. Nos complementamos y creamos ideas perpetuas, caóticas o efímeras, pero, que nos hacen ser felices por esos segundos de un lugar que no existe y que realmente cree que existe ante nuestra presencia; Mi padre dijo cuando niño -No creas en nada que tus ojos den a mostrar, solo siente y veras la verdad de las cosas en tus 180 °-. Esas palabras tienen razón en cada día que camino por las calles de una ciudad en tristeza y alegrías. Una ciudad polarizada, disgustada, apagada, luchadora y sumisa a los mayores.
Te sientes encerrado, atacan los perros, los verdes, los maletines y las manos, te hacen caer en la decadencia y la rabia de algo que crees incorrecto ante toda ética. ¿Puedes hacer algo?, caes... no tienes esperanzas y la multitud llega como el apoyo de aquellos que te lo quitaron todo... Te matas en un metro, a la hora pick, donde centenares de vida piensan en el día, la hora, los segundos que corren por cada demora que produce el transporte. Así se mantiene todo y se llenan de rabia ante el charco de sangre que nos muestran las venas del metro, aquellas de sangre y corriente durante las 24 horas. Aquellas que nos brindan un incomodo paseo hacia el trayecto que debiera ser una motivación más para seguir viviendo...
El niño sigue limpiando las botas, su boina rota y su pantalón manchado no le importa a quien en su altura superior solo adquiere un servicio que el mismo obligo mediante sus magias económicas a desarrollar. Aquel que con su mirada de frialdad obliga a querérsele y a ser sumiso, o por el contrario caerás en el metro como un circulo que cada día come tus viejas y tu vida hasta los 60.
Tema de inspiración
Exultate Justi in Domino - BSO Empire of sun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario