Juego de sonrisas un sabado por la tarde.

Comenzamos a bailar en medio de la muchedumbre. Saltábamos con tanta efervescencia. Coreábamos los temas clásicos que tantos nos gustan y finalmente nos quedamos en un parque tirados al piso mirando al cielo y sus nubes. Luego me puse de lado y te mire como observabas cada expresión del cielo. Movías tus manos creando las más diversas formas de objetos jamás soñados. Sentía como tu respiración se mantenía con calma y como quedaba fijo ante tu sonrisa y tu rostro angelical.
La mire con esa expresión de sonrisa y ella miraba luego a los niños corres por el parque. Ibas mirando los columpios entonces te dije que fueras si tanto mirabas....Pero de improvisto me miraste y agarraste mi mano. Fuimos ambos a recordar esos tiempos de la niñez donde las cosas simples nos alegraban todo un día. Estuvimos largo rato en los columpios continuando más tarde con el caminar eterno. Me contabas la historia de Napoleón y Josefina. Y como este llego a perdonarla por su infidelidad mientras viaja por Egipto. También me contaste sobre las cartas de amor que el pequeño conquistador de Europa enamoraba a sus mujeres y finalmente como termino destruyendo todo lo que había conquistado. Miraba tus labios perfectos. Tus ojos negros y tu pelo suelto moviéndose por el viento. Sentía los árboles mirándonos y los perros vagos con cara de hambre pidiendo algún tipo de limosna. Entonces pasamos al supermercado cercano compramos unos panes y se los dimos. Tu sonreirás tanto y te alegrabas mucho. Y yo me sorprendía cada vez de la persona que tenia a mi lado. Ella la chica de los ojos negros, alegre y hermosa.

Comenzó a llover y entramos rápidamente al café Rousseau. Pedimos el normal Mocka con un pastel de tres leches. Nuestro clásico en cada salida de fin de mes. Nos sentamos junto a a venta mientras veíamos como las notas chocaban el vidrio y caían sin fin quedando su huella frente a nuestros ojos y su historia en el olvido...
Te mire y te dije
Te quiero.